El chocante motivo por el que los científicos no quieren saber nada del NUEVO PARADIGMA

¿Conoces el motivo por el que los científicos no quieren saber nada del nuevo Paradigma? ¿Te interesaría saberlo, para poder hablar con conocimiento de causa en estos debates que a veces se dan sobre el paradigma antiguo, el mecanicista, y el actual, vanguardista y sistémico-cuántico? ¿Te gustaría adquirir una comprensión del mundo mucho más amplia y completa? En este artículo puedes encontrar algunas respuestas.

A lo largo de la historia de la humanidad, empezando por el paleolítico hasta la actualidad, la visión sobre lo que es ciencia ha ido cambiando muchísimo. En cada época histórica hubo determinados paradigmas científicos que no son otra cosa que el reflejo de las teorías predominantes del momento.

Actualmente, y aquí me refiero ya a los años 30/40 del siglo pasado, nos encontramos en el nuevo paradigma cuyas teorías predominantes son la teoría de sistemas, la teoría cuántica, la teoría ecológica, la teoría holística, etc.

Todas estas teorías, lo que tienen en común es que dejan atrás la simple visión causa – efecto del antiguo paradigma mecanicista. Se ha ido descubriendo que las cosas a investigar no son tan simples, sino, si se miran con más atención y profundidad, se comprende que todo es multifactorial o, para decirlo con otras palabras: multiples causas generan múltiples efectos. Desde el Tao esto ya se sabía, pero hoy en día la ciencia comienza a tener los medios para probarlo.

Esta nueva manera de ver la ciencia implícitamente nos lleva a superar la investigación analítica. No se puede aislar lo que se quiere estudiar fuera de su entorno natural porque, según la teoría de sistemas, no hay nada que pueda existir por sí mismo alejado del sistema al que pertenece. Pongo un ejemplo:

Si queremos estudiar el comportamiento de una célula humana, digamos las del hígado, según el paradigma mecanicista, se coge una muestra de algunas células hepáticas y se introducen en placas de cultivo, en un líquido que las mantiene con vida artificialmente. A partir de ahí se hacen los experimentos pertinentes. Pero los resultados obtenidos no pueden ser fiables de ninguna manera, por los siguientes motivos:

  1. En el momento de sacar las células de su entorno, es decir, del cuerpo de la persona, estas han empezado ya un proceso degenerativo que acabará con la muerte de estas células. Al introducirlas en el líquido que las mantiene con vida, solo se interrumpe o se frena este proceso momentáneamente.
  2. Una célula es un ser vivo o también llamado sistema abierto que tiene inteligencia y memoria. Si percibe químicamente que se empieza a morir, pone automáticamente en marcha sus mecanismos de defensa y, por lo tanto, altera su conducta natural.
  3. Los sistemas abiertos, se llaman así porque, aunque tengan una delimitación clara, esta no es estanca, sino permite un constante contacto con el exterior, es decir, con los demás sistemas abiertos que rodean la célula y, a través de esta membrana o delimitación tiene lugar un permanente intercambio o flujo de materia y energía. En el momento en que se para este intercambio, porque alguien saca a la célula de su intercambio sistémico, la célula entiende que se está muriendo, se defiende químicamente y, por lo tanto, altera su conducta natural.
  4. En el momento en el que se introducen las células en la placa de cultivo, aunque se mantenga la célula con vida, ya no puede intercambiar materia y energía con su entorno natural, su conducta se ha alterado y por lo tanto, es imposible estudiar las reacciones celulares naturales, es decir, las que tendrían estas células si estuvieran dentro del cuerpo vivo de la persona y en contacto con los demás sistemas.

Y justamente esto es la primera y para mi chocante explicación por qué muchos de los científicos actuales no quieren saber nada del nuevo paradigma, porque ¿cómo se estudian unas células dentro de un cuerpo vivo, sin aislarlas y en continuo contacto e intercambio con el resto del cuerpo? ¿Cuántos y cuáles son los factores que influencian la conducta de una célula? Aquí podríamos juntar una infinidad de variables: la hora del día, si el paciente durmió lo suficiente, qué comió antes del examen, está emocionalmente bien, bebe alcohol habitualmente (el ejemplo trata de células hepáticas), le dice la verdad al investigador sobre este tema y los demás y por qué, tiene frío o está sudando, le da miedo la prueba o el resultado, lleva mascarilla y le falta oxígeno, en general, sus pulmones trabajan bien y su sangre tiene el nivel de oxígeno suficiente, su corazón funciona bien habitualmente, se altera durante la prueba, cómo llegó al lugar de la prueba, quién le envía a hacerla, si tiene casa y está a gusto en ella, si llega al final de mes, etc., etc. Podría seguir encontrando muchísimos factores más que podrían alterar el resultado de la prueba, incluso en el caso que se haga dentro del sistema o ser vivo y sin desencadenar previamente el proceso de muerte de las células. Este es el problema de querer investigar las causas y efectos múltiples. Hay combinaciones infinitas y por ello, ningun resultado científico es tan fácilmente extrapolable a otros seres vivos, porque todas las personas somos únicas y tenemos nuestras circunstancias particulares.

Si se entiende este hecho, solo nos queda deducir que en materia de salud y en nada que estudie un sistema abierto, se puede hacer generalizaciones o pretender desarrollar una “salud única”, como planifica imponernos la OMS. Lo que hay que hacer es estudiar a cada ser vivo por separado, contemplarlo en su conjunto, como un todo, dentro de su entorno natural y hacer al menos el intento de tener en cuenta sus factores causantes generadores de efectos particulares, desde una visión cuanto más holística mejor.

Además, hay que tener en cuenta que el simple hecho de observar un sistema abierto ya altera su conducta natural, puesto que el observador y el observado están también en continuo intercambio energético y no son independientes el uno del otro.

También las posibles expectativas del observador pueden modificar la conducta del observado, sean unas células, un sistema corporal (por ejemplo el sanguíneo), una persona en su totalidad (por ejemplo en una psicoterapia), etc.

Otro tema importante es comprender que cualquier observación, prueba o análisis solo es una “fotografía instantánea”, solo se ve el estado del sistema abierto en el momento observado, pero no se sabe cómo estaba antes o cómo estará después de esta observación. Desde la empírica se podría intentar predecir lo que pasaría después, pero la probabilidad de errar es bastante elevada, justamente, debido a las múltiples variantes implicadas.

Viendo toda esta complejidad, creo que se puede comprender bastante bien porqué la mayoría de los científicos prefieren quedarse con el paradigma antiguo o mecanicista, por muy chocante que nos pueda parecer la comodidad o simplicidad de estos investigadores, solo porque así creen poder controlar mejor las pocas causas y efectos manejables en número. Al menos deberían ser conscientes que sus resultados de ninguna manera son generalizables y extrapolables a cualquier sistema abierto y deberían ser también tan honestos de admitirlo en lugar de querer vendernos una ciencia dogmática. JAMÁS PUEDE HABER UNA CIENCIA O UNA SALUD ÚNICA.

Por último, la razón más poderosa por la que no les gusta el nuevo paradigma: es el motivo económico y de estructuras de poder. Evidentemente, toda la medicina occidental se basa en el paradigma mecanicista de causa – efecto: “Tu tienes unos síntomas y yo te doy un medicamento para hacerlos desaparecer.” Así funcionan todos los tratamientos promovidos por la Big Pharma, incluida la psiquiatría. Está claro que aquí no estamos hablando de curar a una persona de verdad, sino solo de suprimir sus síntomas. A nadie le interesan las causas primeras o el origen de dichos síntomas. Lo único que se pretende es que el paciente consuma medicamentos. Se empieza por uno o dos, pero cuando aparecen los efectos adversos, que ya están pre-programados, rápidamente se aumenta la cantidad de pastillas consumidas diariamente. El negocio es redondo.

Esta visión de la ciencia, de la medicina y de la “salud” es la única permitida, la oficialista y la que acepta la mayoría de la población. Pero está a años luz de un enfoque paradigmático ético, científico y vanguardista.

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